jueves, 7 de mayo de 2009

Nuevas pruebas de la base genética del Alzheimer


De la docena de candidatos potencialmente implicados en el incremento del riesgo de una persona de desarrollar el tipo más común de enfermedad de Alzheimer, el gen que produce una proteína llamada neuroglobina sigue atrayendo la atención de los investigadores.

La importancia de la neuroglobina para la salud del cerebro que envejece es cada vez más evidente. Su papel en la homeostasis del oxígeno celular, protegiendo a las células del cerebro en casos de disminución de oxígeno (hipoxia) o isquemia, ya ha quedado claramente establecido. Ahora un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins ha podido comprobar que existe una relación entre la variación genética de una población humana para el entorno del gen de la neuroglobina con el riesgo de Alzheimer.

Pequeñísimas variaciones genéticas entre individuos pueden y, de hecho, influyen en las cantidades de una proteína particular que cada gen específico termina produciendo. En este caso, el equipo ha encontrado que los individuos con variaciones genéticas que implican menor producción de neuroglobina tienen un mayor riesgo de Alzheimer.

Refiriéndose a los datos que se publican en Neurobiology of Aging (Genetic Association Between Alzheimer’s disease and Neuroglobin, a positional and functional candidate gene”), Dimitrios Avramapoulos, uno de los autores del estudio, explica que su equipo midió los niveles de neuroglobina en 56 muestras de tejido cerebral humano: 30 provenientes de casos confirmados de Alzheimer y 26 sanos.

“Una parte intrigante de este estudio fue el hallazgo de altos niveles de neuroglobina en el cerebro con Alzheimer, exactamente lo contrario de lo que esperábamos”, dice Avramopoulos, ya que los niveles de neuroglobina disminuyen con la edad.

 “Contradictorio como parece a primera vista, realmente tiene sentido”, continúa Avramapoulos, “especialmente a la vista de estudios publicados anteriormente que indican que la neuroglobina tiene una función protectora y que los cerebros de ratones responden al estrés (léase, ausencia de oxígeno) produciendo más neuroglobina”. Los autores de este estudio piensan que la producción de neuroglobina también aumenta como consecuencia del ataque al cerebro que supone la enfermedad de Alzheimer. El Alzheimer se desarrollaría, hipotéticamente, en aquellas personas cuya variación genética hace que no produzcan la cantidad suficiente de neuroglobina como para proteger al cerebro de la agresión.

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